5 Nisan 2011 Salı

HATUŞAŞ - BOĞAZKÖY

Cuando se descubrieron las inmensas ruinas de Boğazköy en el siglo XIX, éstas parecían completar un acertijo. La memoria de los hititas no había perecido por completo, existía después de todo, una referencia en la biblia en el nombre de los hitim, que indicaba un grupo que vivía en Palestina, al que por un pasaje del Génesis sabemos que Abraham, como extranjero, compró una tumba en Canaán.
Hattusas, hoy conocida en lengua turca como Boğazköy, era la capital de la civilización hitita. En 1.915, el checoslavaco B. Hrozny descifró la lengua hitita escrita en cuneiforme, para comprender que los hititas representaban, en el perfil de las civilizaciones del Próximo Oriente, un pueblo realmente nuevo perteneciente al mismo tronco indoeuropeo del que, con los griegos y los romanos, derivaban gran parte de las gentes de Europa. Sin embargo, el nombre de Hattusas no es hitita, sino hatti, o sea, de una lengua perteneciente a un sustrato no indoeuropeo anterior a la llegada de los indoeuropeos; en esta lengua más antigua, la ciudad se llamaba Hattus y los hititas adoptaron su nombre cuando la conquistaron hacia el s.XVm a.C., junto con el reino del cual era capital Hatti. Quienes eran estos hatti que habitaban en Capadocia septentrional, lo sabemos inicialmente por las referencias de los invasores hititas, que no solamente heredaron su capital, sino también muchos elementos del culto, divinidades, nombres de lugares y ritos.
Los hititas que se cree proceden del Caúcaso, tuvieron como primer rey a ANITTA, que fue quien acabó con el imperio Hatti y su capital HATTUŞ y fundó el imperio hitita en el centro de Anatolia. En el s.XVI aC. Anitta fue sucedido por LABARNAI y éste por MURŞILII que conquistó Babilonia en 1.630 a.C.. A su regreso de Babilonia, Murşili I fue asesinado por su cuñado, comenzando de este modo las luchas por el trono. LUGAL venía a significar rey en lengua hitita y ellos se conocían a sí mismos con el calificativo de GÛNEŞIM (mi sol), siendo el sol figura decoratiba de todos sus trajes. Existía un ejército llamado MEŞEDI, encargado de la seguridad del rey y un parlamento "PANKUŞ", encargado del nombramiento del sucesor y de supervisar la pena de muerte de cualquier familiar del rey. Con el tiempo, este parlamento perdió su importancia, pasando su poder, entre 1.480-1.180 a.C. a manos del rey y la reina.
Los hititas al conquistar el país acabaron por inponer su lengua que ellos llamaban "Nesili", es decir, la lengua de la ciudad de Nesa, que hoy identificamos como Kanish, la actual Kültepe, ciudad muy antigua que se remonta al III milenio y fue conquistada por los mismos invasores indoeuropeos.
Dos son las preocupaciones en la formación de los asentamientos hititas en el II y el I milenio a.C.; la primera, una característica formación de los núcleos urbanos con escarpadas fortalezas defendidas por fuertes murallas; la segunda, el culto de las fuentes y de las lluvias como aprovisionamiento de agua para la alimentación y la agricultura. La Hattusas del II milenio se concentró en tomo a este primer núcleo, originalmente un poblado de simples casas privadas con hogares y sin otro ajuar que la cerámica.
El segundo período de esta lase hatti, es el asentamiento desarrollado en los niveles de BiiyQkKale y en uno de ellos tiene su sede una administración, como indican los numerosos grumos de arcilla hallados con las huellas de sellos de troquel con figuras de animales, de monstruos y de motivos geométricos, que servían para estampillar las diversas mercancías. La ciudad era tan importante que en su parte norte recibió una colonia de mercaderes asirios, el Karum, un barrio entero con casas de comerciantes, procedentes estos de Assur. Anatolia, adonde se podría llegar desde Asiría con relativa facilidad por el curso de los ríos Tigris y Eúfrates, era rica en metales como el oro, la plata o el cobre, éste último particularmente importante para obtener, en aleación con el estaño, el bronce. Esto basta sin duda, para explicar el interés hacia la región, demostrada primero por los soberanos akkadios y después por los reyes de la dinastía III de Ur, y finalmente por los habitantes de Assur. La fase entre 1.400 y 1.200 a.C. corresponde al período de mayor esplendor del nuevo imperio hitita. La ciudad de Hattusas cubría una superficie de 120 hectáreas, encerradas por medio de un complejo sistema de fortificaciones y fosos. De las puertas de la ciudad son célebres, la de los Leones, la de las Esfinges y la del Rey. Deben su nombre a las correspondientes esculturas (aún parcialmente visibles) que adornaban la entrada. La escritura de todas las figuras está inspirada en el mismo gusto de corpulenta volumetría, que se subraya constantemente en el rostro, las mandíbulas, mejillas llenas y nariz ganchuda.
Tanto la ciudad antigua como la nueva, estaban completamente ocupadas, aunque las excavaciones solamente nos han proporcionado documentación sobre las fortalezas y los templos. La vida oficial se desarrollaba en la antigua ciudadela de Büyükkale, donde se alzaban los edificios residenciales de la dinastía, así como los oficiales y los administrativos. En el s. XIII a.C. la ciudadela conoció su última reconstrucción monumental.
Conocidas son las estatuillas realizadas con motivo de las celebraciones religiosas. Estas figuras con forma de toro llamadas SERRI y HURRI, representaban al Dios del viento. Además Hurri representaba la noche y Serri el día. Así como la religión hitita acoge entre los siglos XV y XIV a.C. ritos y divinidades hurritas, podemos pensar que ocurrió lo mismo en el campo de la arquitectura y tal vez de las artes. Si en realidad Hattusa§ adquiere en el siglo XIV a.C. aquel aspecto de vasta metrópoli y de centro comercial que ya hemos descrito, esto se debe en gran parte a la estabilidad conseguida tanto en el interior como en el exterior, a la seguridad de las fronteras nacionales y al programa de anexiones territoriales y de estrechos lazos internacionales, que son mérito del gran soberano Suppiluliuma (1.380- 1.346). En solo veinte años, este rey consiguió recuperar para el reino hitita casi todo el territorio anatolio y añadirle además toda Siria centro-septentrional, disputándosela a los egipcios y a los mitami, tanto con victoriosas campañas militares como con sagaces tratados de alianza con los distintos soberanos, convirtiendo la ciudad más rica e importante de Siria en una zona gobernada en su nombre por su propio hijo Pinyasil. Con Egipto las relaciones tienen altibajos como es inevitable entre potencias de igual peso político y militar. Sin embargo en algunos casos asistimos a relaciones directas e incluso a la formación de parentescos, como cuando la viuda de TutanKhanón se dirige a Suppiluliuma para pedirle por esposo a su hijo, el infortunado Zananza, que morirá a manos de los aspirantes al trono del faraón antes de coronar esta sagaz unión política. Zananza será vengado por su padre que irá a la guerra contra el reino egipcio. Con los reyes siguientes (1.329-1.250) la situación general evoluciona tanto en los territorios conquistados como en Anatolia. Con los egipcios se asiste a un empeoramiento de las relaciones y a una continua confrontación en las fronteras que culmina con la batalla de Qadesh contra Ramsés II. Tras un tratado reforzado también por el matrimonio entre la hija del rey hitita y del propio Ramsés n, se define un status entre los dos reinos.El tratado de Qadesh fue el primer tratado del mundo que se estableció entre dos países.
En el s.XIII a.C., se produce pues, la consolidación del dominio hitita, y Hattu§a§ adquiere una fisonomía de gran ciudad monumental como Babilonia, Tebas y Assur. Si Yazilikaya y las puertas nos han conservado una excepcional documentación sobre el arte monumental, aún nos es mejor conocida la glíptica de este período por un centenar de impresiones. Algunos proceden de los sellos de los soberanos, representados a veces con sus esposas con el idiograma del nombre en jeroglífico hitita, y en la parte exterior la traducción en akkadio y la transcripción en caracteres cuneiforme, signo de que en estos casos los sellos guardan documentos de carácter internacional. Los últimos documentos pertenecen a Suppiluliuna II que reinó hacia el 1.200 a. C. con él y después la ciudad llegó a su fin. Por aquel entonces, otros pueblos se mueven por Anatolia, y Hattu§a§ convertida en presa fácil, es ocupada por los frigios tras un pequeño período de abandono.Todo esto es un signo evidente de la continuidad entre las dos culturas, la hitita y la frigia, que se pone de manifiesto en Hattu§a§ (además de en Gordión y en la ciudad de Midas) en muchos rasgos como en la conservación del tipo de ciudadela fortificada en las alturas naturales, y sobre todo, en el culto del agua y de las fuentes (durante el reino frigio). Igual que el hitita, el reino frigio caerá en manos de nuevos pueblos, los cimerios. Pero con la caída de este reino, Hattusas desapareció por segunda vez ya definitivamente.

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