En el año 6.250 a.C., unos 4.000 años después de los cavernícolas de Beldibi y Belbas, surgió una ciudad en Çatal Höyük, al sur de la actual Konya. No fue la primera ciudad del mundo, ya que ese honor le corresponde a Jericó, pero si fue la primera con sistema de riego, y quizas la primera en tener animales domésticos. Tenía una población de unos 5.000 habitantes, un gran número al que mantener con una economía primitiva. Los principales descubrimientos hechos hasta ahora en Çatal Höyük, pueden verse en el museo arqueológico de Ankara. Lo más sorprendente son la pagodas con sus pinturas y estatuillas que muestran toros, en lo que parecen ser ritos de fertilidad. Era una comunidad con ciudadanos pobres y ricos, sabían tejer y existían objetos de lujo. Es posible que la riqueza de la ciudad procediera de la obsidiana, un mineral negro cristalino que se encuentra en las cercanías y que era muy apreciado en la edad de piedra para la elaboración de hachas, cuchillos, espejos, y el intercambio comercial.
Hacia el año 5.400 a.C. los habitantes de Çatal Höyük abandonaron la ciudad, por lo que el lugar ha permanecido intacto hasta la actualidad. Algunos siglos después, en Hacilar, a 220 kilómetros al oeste de Çatal Höyük, se encontraron las primeras calles y casas con puertas. Las gentes que habitaron allí, eran alfareros y sus vasijas son famosas entre los arqueólogos de todo el mundo..
En Çatal Höyük, los muertos primero eran abandonados al aire libre, para que los buitres y bichos acabaran con su carne.Después eran envueltos en una tela y enterrados bajo el suelo de sus viviendas, para que el difunto permaneciera cerca de su familia. Sólo los niños eran enterrados metidos en una cesta.Las mujeres eran enterradas con sus joyas y los hombres con sus armas. A algunos de los muertos se les pintaba la cabeza de azul o rojo.
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